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La gasolina es un producto obtenido del petróleo por destilación, que se utiliza principalmente como combustible en la mayoría de motores de combustión interna de encendido por chispa, así como en estufas y lámparas y para limpieza con disolventes, entre otras aplicaciones. Se conoce como nafta (del compuesto nafta) en Argentina, Paraguay, Uruguay y, anteriormente, en Tarija, Bolivia y en Chile, como bencina, del compuesto benceno.
Su densidad es de 680 g (24,0 onzas)/L,[1] un 20% menos que la del Diésel, que es de 850 g (30,0 onzas)/L. Un litro de gasolina proporciona al arder una energía de 34,78 MJ (9,7 kWh), aproximadamente un 10% menos que el Diésel, que proporciona 38,65 MJ (10,7 kWh)/L. Sin embargo, en términos de masa, la gasolina proporciona un 3.5% más de energía.
En general, se obtiene a partir del petróleo por destilación directa, es decir, gasolina de destilación directa o ausencia de hidrocarburos no saturados, de moléculas complejas aromáticas nafténicas, cuyo contenido aromático se encuentra entre 10-20% y es la fracción líquida más ligera del petróleo, exceptuando los gases. También se obtiene a partir de la conversión de fracciones pesadas del petróleo o Diésel de vacío, en unidades de proceso denominadas Fluid Catalytic Cracking, craqueo catalítico fluidificado (FCC) o "hidrocraqueo".
Es una mezcla de cientos de hidrocarburos individuales desde C4 (butanos y butenos) hasta C11, como, por ejemplo: el metilnaftaleno.